El Sevilla rescata un punto en un partido que se le había puesto muy cuesta arriba por los dos goles que el Celta metió en la primera. A falta de jugadores, (muchas bajas por lesión), el equipo nervionense sacó la casta y el coraje que representan a la entidad. Llega el parón muy necesitado para recuperar efectivos y mantenerse en los puestos más altos de la liga.
Comenzaba el partido con el Celta presionando muy arriba, lo cual incomodaba la salida del balón de un Sevilla que llegó muy poco en la primera parte, solamente alguna que otra jugada descarada de un Tecatito Corona que fue de lo más destacable en el conjunto rojiblanco. En una de las pocas ocasiones en las que Ocampos llegó al área, Dituro detuvo un fuerte disparo del argentino y Acuña no pudo rematar para cantar el que hubiera sido, el primer gol nervionense. Muy parecida a la jugada del primer gol del Celta, una contra muy bien llevada por los gallegos, que a la primera no, pero a la segunda Cervi encajó en las mallas nervionenses. Pocos minutos después, Ocampos regaló un balón a Iago Aspas en la frontal de Dmitrovic, mala idea, ya que el Príncipe de las bateas ajustó la pelota y puso el segundo para el Celta. Con este panorama y solo tres jugadores del primer equipo en el banquillo, se plantaba el Sevilla en el descanso.
Triple cambio al descanso, que desatascaron el partido para el Sevilla y dieron un lavado de cara para bien a los de Julen Lopetegui. Iván Romero, por Rafa Mir muy discutido y señalado en el cambio por su mal partido en el día de hoy, Rakitic por el Papu Gómez, que fue sin duda a la postre el mejor del partido y por último Óliver por Fernando que cayó lesionado, otro más. Pese a los cambios, al principio no carburaba el Sevilla y solo una jugada de copa y chistera como la del Papu podían meter al Sevilla en el partido, qué golazo del argentino, se hizo hueco en la frontal y puso el balón en la mismísima escuadra de Dituro. Cuatro minutos después, la casta, el coraje y el empuje sevillista hicieron que Óliver encontrara un balón suelto en el área que mandó para dentro y puso el empate en el luminoso. Tuvo la victoria el Sevilla en la cabeza del mismo Óliver, cabezazo al palo en el minuto 81, casi se masticaba la victoria en las gradas, pero hasta ahí llegó el Sevilla poco más más que una última falta peligrosa que chutó inexplicamente Gudelj, la mandó lejos y se confirmaba el empate en el partido.
Dos empates seguidos para un Sevilla sin efectivos, cansado, tocado moralmente, pero nunca den por muerto a este equipo y su alma competitiva alimentada por Julen Lopetegui y Monchi. En cambio, el Celta da por bueno un empate en un estadio siempre complicado y sigue en su lucha por competiciones europeas.